Tus emociones no son imperativas; no son tu jefe y menos tu Dios y por eso es vital aprender a gestionarlas con pericia. El apóstol Pablo escribió: «No dejen que el pecado domine su cuerpo mortal; no lo obedezcan siguiendo sus malos deseos” (Romanos 6:12) y de eso se tratan estas páginas.
En esta era de sobreestimulación este libro se hace indispensable ya que sus páginas te ayudarán a procesar tus emociones aunque ellas no te inviten a hacer lo que es mejor para tu vida y la de otros a largo plazo. Este libro te ayudará a tomar el control y a conducir las emociones naturales de la vida sobrellevando sus picos y profundidades con los consejos de Dios.
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